viernes, 10 de junio de 2016

El Aborto Espontaneo, Hay Consuelo?

Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearlos a ustedes como si fueran trigo, pero
Yo he rogado para que tu fe no falte...
Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos.
Lucas 22:31,32




La prueba de embarazo casera, daba por segunda vez, un resultado positivo. Tenía una semana de retraso y la noticia fue impactante… 

Habían pasado unos meses desde que había visto a Sara junto a la ventana, viendo al cielo, en una actitud demasiado quieta para la energía que desborda una niña de tres años.


-          - Que miras? Esperas que pase el último vuelo?
-          - No, mami. Espero a ver una estrella, para pedir un deseo.
-          - Un deseo? Y no me lo cuentas?
-          - Claro, deseo un hermanito
-        - Ah hija, porque no lo pides al Señor, entonces?  El hizo las estrellas, y muchas cosas más, El si de veras que concede nuestros deseos.

Entendió, y junto sus manitos, mientras nos uníamos en oración pidiendo nuestro deseo.

Estaba por cumplir 44 años, y la fe sencilla de mi hija, me contagio. Comenzamos a pedir la llegada de ese bebe cada vez que podíamos, creyendo que no hay nada imposible para Dios.   

Así que cuando finalmente confirmamos la noticia de mi segundo embarazo a esa edad, la alegría y el entusiasmo fue tal, que antes de la sexta semana de embarazo ya teníamos en inventario, algunos artículos escogidos por Sara, para mimar ese bebe, apenas naciera.

Avanzaba hacia el tercer mes, cuando acudí al ginecólogo por mi segundo ecografía… allí, recostada frente a los monitores, vi que la expresión del rostro del médico no era la que esperaba, la noticia que leí en el informe que el dicto, me desbasto: no había latidos cardiacos, el embarazo no avanzaba.  Debía repetirla en unos días, pero no era alentador su pronóstico: Así con cada nueva ecografía que realizamos después de aquel día, constatábamos que el saco vitelino seguía desmejorando y el bebe era cada vez menos visible.  Seguía sintiéndome más embarazada que nunca, oraba sin cesar día y noche, pero el diagnostico se confirmaba, con cada nuevo estudio, estaba pasando por un aborto retenido.

Había perdido a mi bebé, en una etapa de mi vida, en la que recuperarme, y esperar otro milagro, era una opción que aquel médico no quería ni considerar aconsejarme !.
Enfrentar un aborto, en plena juventud, es sumamente traumático y doloroso, y tener que hacerlo cuando ya el medico no nos alienta, y nosotras mismas estamos, conscientes de la proximidad del inicio del período del climaterio femenino, en realidad puede resultar bastante difícil de manejar.

Con la esperanza de poder aferrarme a algo, esa mañana, y de que Dios se movería a mi favor, fuimos al servicio dominical. Predicaba sobre la Soberanía de Dios, un pastor invitado a la iglesia.
Cada frase del sermón penetraba en mí, mientras un rio de lágrimas, abría el camino a la aceptación del hecho de que Dios no piensa, ni actúa, como yo. Él es absolutamente Soberano. Y aunque los eventos que vivamos no se parezcan en nada a lo que esperábamos, estamos bajo Su cuidado, y lo que ocurra, una vez superada la crisis, siempre, será para nuestro bien.

Podemos orar hasta desmayar, y en muchas ocasiones ver la respuesta que esperábamos materializándose, pero en otras, El solo se reserva los misterios de Sus razones, y si, nos edifica, nos hace mejores y más fuertes, después de la prueba, pero lo que ya ha sido determinado en Su Voluntad Soberana, va a ejecutarse, y aun entonces debemos aferrarnos a su fidelidad.

En aquellos momentos una consejera, nos sugirió, escuchar el tema de la banda de Tommy Coomes. “Mi Esperanza esta en Dios”, y aquel himno se repitió en mi habitación innumerables veces, mientras trataba,  junto a mi esposo, de aceptar lo más duro del proceso… el himno reafirma muchas promesas bíblicas, para los que esperan en Dios. Y entendiendo que esperar es confiar, podemos poner los ojos en Jesús, con fe, creyendo que El está más allá de nuestras limitaciones.

Dos mujeres, que honro como gigantes en fe, fueron usadas para acompañarnos, con su oración y calidez, en lo más difícil de aquel proceso. Una consejera y pastora, y la otra intercesora y profeta… Con ellas compartí la experiencia que compartiré contigo también, pidiendo te sea de aliento:

Como si yo misma hubiera estado en el escenario de las últimas horas del Señor con sus discípulos, y no bajo las gruesas sabanas que me protegian  aquella fría noche de octubre, resonó en mi interior Su frase:

“-Has sido pedida para ser zarandeada, pero Yo he rogado por ti, para que tu fe no falte” …,
 Una vez más, Su Palabra me levantaba… Una vez más podía escuchar la voz de mi Amado en medio de la tormenta.

Por mas devastadora que encuentres tu pèrdida, deja que haga eco en tu espíritu esa promesa, hecha a Pedro en la víspera a la negación de Su Maestro… Puedes ser zarandeado, a veces, eres pedido para ser llevado al límite de tus fuerzas, pero confía:

Hay Uno intercediendo por ti, ante el Padre, rogando incesantemente, que tu fe no falte !

 Reposa en esa verdad. Busca ayuda en tu proceso, no lo vivas todo solo, si puedes apoyarte en otros que ya pasaron por donde tu estas pasando. Mientras, oremos juntos, para que ahora mismo, Su Voz llegue a ti, en el modo que te sea mas apropiado,  y Su amor te fortalezca, te sane y te levante.




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