lunes, 25 de abril de 2016

EL VALOR DEL ANONIMATO

EL VALOR DEL ANONIMATO

Es importante entre  humanos, entre competidores de mercado, profesionales, artistas y deportistas, ser reconocidos con galardones, remuneración y renombre, dentro del área que cada uno escoge para esforzarse hasta la excelencia.

Así pues, como mujeres, celebramos ser reconocidas como elegantes, cultas, talentosas, quizá como expertas en el arte de amar, maquillarnos, cocinar, mantener en orden nuestro hogar, o alguna otra habilidad en la que destaquemos.   

Permanecer en el anonimato mientras nos esforzamos, ciertamente no es lo que podemos considerar nuestro motor de motivación  más potente. Y la motivación, vaya que facilita nuestro trabajo, sea cual sea el área en que estemos moviéndonos!   

Pero es realidad también, que cuando estamos en servicio, y ese servicio lo dedicamos al Señor, no cuenta mucho el rango de estima, en que puedan nuestros observadores colocarnos. Entre los que amamos, y seguimos, las enseñanzas de Él, en el Sermón predicado sobre el Monte de los Olivos, sabemos que  miles de los que se añadían a la Iglesia Primitiva y eran expuestos al máximo martirio, a fin de hacerles negar  su fe, muriendo en manos de verdugos inclementes, y dejando miles de viudas y huérfanos entre sus familias, logrando la expansión de un nuevo tiempo, la era del Cristianismo, sobre dominios cansados ya del cada vez más decadente sistema de dominio del Cesar, no hubo listados para ser celebrados por la posteridad 

Cuantos fueron? Como se llamaron? Cuanto soportaron sus viudas, madres, o sus huérfanos en favor de la fe que predicaban? Lamentablemente, no lo sabemos... no hubo sistema que pudiera contarlos, ni documentos que nos testificaran por ellos. Desde las catacumbas y los cientos de escondrijos y caminos de huida, donde pasaron sus días, no había nada parecido a nuestras redes sociales, ni registros estadísticos que pudieran inmortalizar sus nombres y la profundidad de sus dolores, o la gloria de sus triunfos

Poco sabemos de los personajes que expandieron con su coraje y valor, avivados por el fuego de fe, que ardía en ellos, el testimonio de Cristo hasta nuestros días. Y no hubo tiempo de pensar en esto mientras huían, anunciando las verdades del evangelio.

Ellos, como millones de otros servidores fieles,  en cada etapa de historia del cristianismo y de expansión de la iglesia, hasta nuestros días, están, humanamente hablando, etiquetados con la frase del Maestro, quien nos llamó a considerarnos a nosotros mismos, sin menosprecio de nuestro valor humano o espiritual,bien lo sabemos,  pero advirtiéndonos del peligro del orgullo por ver prosperar una obra que no es nuestra, como "siervos inútiles"

Entraron aquellos valientes, y entramos nosotros en la categoría de anónimos.

Entre esos millares, desde los doce perseguidos, pasando por los tiempos de la Reforma, y el Protestantismo, hasta hoy, sólo unos pocos han gozado el privilegio de entrar en los registros de  los cristianos conocidos y famosos

Aun así, en las palabras del Apóstol Pablo, somos llamados a tomar la armadura de Dios y presentarnos entre  las filas del ejército que ha mantenido a la historia dividida, en un antes y un después. Y son estos soldados anónimos los que en realidad han protagonizado en aquellas fases de inicio, y en la fase de la historia humana q vivimos, el capítulo de la plenitud  del Señorío de Cristo, y han dado nombre a la Era Cristiana.

Ser reconocidos, y celebrados por nuestros esfuerzos, no es lo importante en el servicio a ese Reino que se acercó a la tierra, con la llegada de nuestro Señor y Salvador. Aunque los cristianos reconocidos han marcados hitos importantes, imposibles de ignorar o deshonrar, han sido los anónimos los que han estado “cerrando tras de sí, las puertas”, y han enseñado, sostenido, dado fuerza y empuje a la continua expansión del Reino del Señor.

No te sea motivo jamás de desánimo el bajo número de seguidores que tengas en twitter, los pocos o críticos lectores de tu blog, ni las veces que se te menciona, o se té llama a anunciar las virtudes de Jesucristo  desde un púlpito.

Aprendamos y atesoremos la frase, que nos dejara el apóstol Juan en los escritos que narran el fin de los tiempos, y sea ese tu incentivo y tu meta, sea ese tu galardón más deseado... "Se fiel, incluso, si tienes que enfrentarte hasta a la muerte, y yo te daré la Corona de la vida"

Otras coronas durante nuestras labores terrenales serán muy estimadas y bien ganadas, desde el beso cálido de tu hijo por las mañanas, los honores que te ganes en tu desempeño profesional,  o tras largos días de esfuerzo ministerial, hasta el más esperado regalo de aniversario o cumpleaños, pero todo esto, nada será, al momento de presentarte ante la mayor de todas, la Corona de Uno que lleva un nombre q es Sobre Todo Nombre...

No pretendamos ser un nombre más, conocido por los hombres, en razón de nuestro servicio, ya hay uno para cada uno de nosotros, por ahora solo El lo conoce, lo tendrás escrito sobre "la piedrecita blanca", que recibirás de manos de Aquel que es Fiel y Verdadero, que ha probado tus obras, y las ha hallado dignas, de El recibirás tu nombramiento...y  tendrás con esto la Corona de la Vida que ha sido prometida a los que le aman!!


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