martes, 3 de mayo de 2016

Amando, Porque Sentimos o Porque Estamos Comprometidas?


Amo al Señor…
Salmo 116:1

He arreglado el cabello de mi pequeña Sara, que cae libre sobre su espalda hecho rizos, por las apretadas trenzas que mantuvo en su lugar, hasta hace unos minutos. Antes de besarla y desearle un día de divertidos y desafiantes aprendizajes, bajo la Mano del Altísimo la pongo, deseando que protegida por El, ella juegue y aprenda hoy, tanto como pueda disfrutarlo.

Aunque levantarla de la cama, fue mi primera batalla ganada del día, la recompensa me llega a través del eco del balón de basketball que lanza varias veces, apresurada, antes de que su papá le ayude a subir su maletín al carro. ¡Cuánta fuerza y alegría me llegan desde el eco de esos rebotes!..  La amo, ha comenzado muy bien su día, y también el mío, !!!

El café caliente quema un poco la boca.  Con cuidado, reviso mi correo, y después de meditar al ritmo del tema de Nancy Amancio, tarareo “…por Su Sangre Soy Limpia", voy a las Escrituras y, vaya, que buen pasaje, es este del salmo 116....

Hermosa la expresión con la que inicia el Salmista:  Amo a Jehová....

Se nos ha dicho ya muchas veces antes, que el amor es el más sublime de los sentimientos, que ha movido al hombre a las más grandes hazañas, desde las primeras comunidades de las que tenemos data.

Y, como mujer, lo he experimentado a plenitud, lo recibí, inocente, de mis padres, lo sentí revolotearse en mis entrañas desde que me supe embarazada de mi hija, me ha quemado cada parte de mi ser en los cálidos brazos de mi esposo, lo he sudado en mi pasión por la enseñanza, los proyectos de construcción, y el servicio espontaneo al prójimo.

Ha sido, como para muchas de uds., un sentimiento fuertemente motivador, en eso de formar las mujeres que somos. Muchos logros, de los que trascienden más allá de lo material, el procurar “hacer tesoros en el cielo”, se los debemos a los momentos en que ese sentimiento ha soplado dentro de nosotras, como un fuerte viento, que llena las velas de una embarcación y la empuja a los destinos deseados, y algunas veces sorprendentemente hermosos

Es así como hemos vivido el sentimiento de amor , desde nuestros primeros años de vida. Y así también hemos amado a Dios. Desde esa parte humana, que se estremece por los sentimientos positivos con los que fuimos dotadas.

Pero, y desde la concepción del amor como compromiso?  podemos diferenciar como nos ha movido a avanzar?... Es ciertamente identificable en nuestro empeño por completar cada labor, profesional o doméstica. En la renuncia a ciertos placeres, decisiones, o destinos que podrían alejarnos o perjudicar a nuestros seres amados. En el negarnos a nosotros mismos, cuando hemos tratado de defender y sostener nuestro matrimonio, nuestros hijos, nuestra vocación profesional, nuestras instituciones o a la sociedad donde nos ha tocado vivir.

Amo al Señor, escribe el salmista… y me siento identificada con el:

Le hemos amado con una clase de sentimientos sublimes, que nos hacen verlo como Padre, como Consolador, como el deseado de nuestras almas, como el que oye nuestros mas secretos clamores, y nos concede disfrutes inimaginables.  Pero nos ha tocado también, muchas veces, amarlo por compromiso: Cuando los sentimientos están ausentes, pero la mente, la capacidad de razonar y la voluntad, se sujetan a Él, y escogen obedecer al primer mandamiento, por absurdo y difícil que haya sido determinarnos a seguir ese camino de compromiso. Es entonces cuando brota el amor que trasciende, y que es más que un sentimiento pasajero o condicionado a las bondades recibidas, y de quien el rey Salomón decía .... “ Las muchas aguas no podrán apagarlo, ni lo ahogarán los ríos”

Amo al Señor....porque...
Se repite a si mismo el salmista, entonces, una larga lista de razones, de atributos y bondades manifiestas a el, desde el corazon de un Padre que ha atendido a sus clamores y ha cuidado de su vida.

Es entonces cuando en la devoción de esta mañana, yo también me insto a mí misma y lo susurro a mi corazón, se lo ordeno a mi mente, y determino con toda mi voluntad, rendirle a Él, ese amor que va más allá de mis románticas e idealistas motivaciones y roles femeninos.
Amo al Señor ....

Quizás querrás decirlo conmigo hoy, mujer, prepárate para un momento de devoción, a solas con El, y amalo con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas. Es el momento ahora, de tener esa deliciosa intimidad con El, pagando tus votos de amor por El, en tu altar particular.


Por si no tienes tu biblia a mano.....


1 Amo al Señor
Porque ha oído mi voz suplicante,
toda mi vida oraré a él porque me escucha.
3 La muerte me tenía atrapado;
me dominaba el miedo de morir.
¡Sentí una angustia terrible!
4 Entonces le rogué a Dios
que me salvara la vida.
5 Mi Dios es justo y compasivo;
es un Dios tierno y cariñoso
6 que protege a los indefensos.
Yo no tenía quien me defendiera,
y él vino en mi ayuda.
7 Dios mío,
tú has sido bueno conmigo;
ya puedo dormir tranquilo.
8 Me libraste de la muerte,
me secaste las lágrimas,
y no me dejaste caer.
9-10 Mientras tenga yo vida,
siempre te obedeceré.
Confío en ti, mi Dios,
aunque reconozco
que estoy muy afligido.
11 Demasiado pronto he dicho
que no hay nadie en quien confiar.
12 ¿Cómo podré, mi Dios,
pagarte todas tus bondades?
13 Mostrándome agradecido
y orando en tu nombre,
14 y cumpliéndote mis promesas
en presencia de tu pueblo.
15-16 Dios nuestro,
a ti te duele ver morir
a la gente que te ama.
¡Líbrame de la muerte,
pues estoy a tu servicio!
17 Llevaré hasta tu altar
una ofrenda de gratitud,
y oraré en tu nombre.
18-19 En los patios de tu templo,
en el centro de Jerusalén,
y en presencia de todo tu pueblo,
te cumpliré mis promesas.

¡Alabemos a nuestro Dios!

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